Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

miércoles, 13 de febrero de 2013

Un libro con restos de arena y sal*



Llegó la recta final.
Aquí estoy, con la misma sensación que siento al acabar un libro que me gusta, con la misma nostalgia y la misma y pena, con ese sabor a miel que deja el apego. Echando la vista hacia atrás y viendo la cantidad de páginas que, en su conjunto dejé, aquellas que disfruté, en las que me regodeé y , al mismo tiempo me detengo a releer aquellas que marqué, que subrayé para recordar mi aprendizaje; los nuevos conceptos, así como también los antiguos que vuelven como esas olas que un día quedan cerca de la orilla a través de recuerdos de espuma blanca que absorbo y siento consumiéndome dentro de mi.
Si hay algo que tengo claro sobre esta experiencia, sobre este tiempo intenso, es que nunca podrá perderse en el olvido, que no caerá en el agujero negro de un tiempo que se pierde dentro de un universo paralelo y,  es que, no hubo ni un sólo día en el que no dejase de volar. Unas veces lo afronté con miedo y, por qué no decirlo, con dolor y otras he sido y estoy siendo tan feliz que siento que dentro de mi hay un rascacielos de posibilidades.
Ahora miro con una mezcla entre impaciencia y detenimiento las pocas páginas que quedan para llegar al fin de uno de, sin duda, mis libros favoritos. Lo veo tan cercano que intento ir con detenimiento aunque, he de reconocer que nunca se me dio bien frenar el ritmo de mis latidos, ni apaciguar mi ilusión.
Me quedo con todo. Porque todo ha hecho que seis meses se hayan convertido en una vida diferente, una vida valiente. Un tiempo pleno que me ha hecho aprender tantísimo y ver que el miedo sólo tapia fronteras y, cuando lo rompes, vuelas hasta ese infinito que somos las personas y, hoy más que nunca, puedo decir que querer es poder.
Así que aunque esta experiencia llegue a su fin físicamente, nunca acabará dentro de mi.
Y, tal y como dicen: "la partida no acaba hasta que acaba" por lo que espero con fuerza esas últimas páginas en blanco que andan esperando a que sea yo quien escriba la última palabra...

Volandoenelparaiso*

viernes, 1 de febrero de 2013

Un poco de humanidad para mover el mundo, por favor.


- "Tu problema es que eres demasiado buena."

Que harta estoy, no sé si pretenden halagarme o piensan que es complaciente decirlo reiteradamente como si tras un acto desinteresado se escondiese algo inaudito. Y es que, en realidad entiendo que gracias a la sociedad que nosotr@s mism@s hemos creado, no es de extrañar que resulte casi imposible que alguien haga algo más allá de tener como único objetivo la estabilidad de su ombligo como centro universal. Hasta ahí, lo entiendo.
Pero no se trata de eso, pienso. No se trata de justificar las buenas acciones de una persona en una bondad que es intrínseca a su naturaleza, como si fuese una suerte o un don con el que se ha nacido, no. Se trata de humanidad. Valor elegido, aprendido e interiorizado individualmente, por elección propia, no como milagro de Dios o de quiénquieraquesea, difícil de regar en esta sociedad a la que no me canso de describir como deshumana.
Y de aquí viene mi irritación, no es que no me haga bien que ciertas personas me halaguen con frases de ese tipo, si no que creo que es poco inteligente y muy de "lavarse las manos" como bien estamos acostumbrad@s a hacer en esta sociedad, el dejar caer la responsabilidad de que una persona cometa buenos actos, en su naturaleza. Claro, es como un "tú si puedes porque eres una persona que naciste con esa cualidad, así que hazlo tú, sé buena con el mundo, que yo paso". No, no y no.
Lejos de querer crear una teoría que trate de explicar nada sobre esto y teniendo en cuenta que pueda resultar un poco estúpido y, sólo con el único fin de paliar mi irritación, a modo de una conversación conmigo misma, plasmo estas ideas para comprender qué les pasa a ciertas personas por sus mentes, me atrevo a decir que se trata de una falta de "inteligencia emocional"; de despertar, de querer querer un poco a l@s demás con los que compartimos algo más que competencia en este mundo. De que si nos ayudamos un poco entre nosotr@s este camino merecerá mucho más la pena, sin olvidar que este camino sólo lo haremos una vez.
Puede parecer idealista, arcaico u obsoleto. Pero para mi la humanidad es una filosofía de vida.
Quién quiera reírse que ría, quién quiera aprovecharse que se aproveche, quien quiera eludir su responsabilidad, que siga pensando que es una cualidad innata. Yo, soy feliz así.
Y aún así me queda un camino enorme por aprender, aún así soy más egoísta de lo que quisiera, aún así a veces me resulta difícil no mirarme el ombligo.
Pero estoy en mitad del camino y, hasta el final, quiero estar aprendiendo a ser un poco menos deshumana.