Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

viernes, 28 de octubre de 2011

Aquí estoy.


No sé si alguna vez podré hacerte encontrar el equilibrio, tal y como yo intento encontrarlo dentro de mi asimétrica manera de ser.
Tampoco sé si podré darte la perfección, porque tampoco me importa demasiado. Quizás sea porque para mi, cada pequeño detalle, me acerca un poco más a esa sensación que muchas personas experimentan con la perfección. 
Si llueve, me mojo y si no, también. Sino...cuán insípida se traduciría la vida.
Para mí, todo son colores. Incluyendo y asumiendo varios matices de gris y negro, los cuales intento aceptar a través de mis momentos de duelo.
No me asustan todas las cosas que no sé, porque llevo trazado un camino progresivo para destruir, poco a poco, la ignorancia. Soy paciente y mis deseos de aprender no acaban nunca.
Puede que no encuentres en mi la sabiduría, pero mi corazón siempre está abierto y mis sentidos son mensajeros para el alma. Tendrás un trozo de ella cada vez que lo necesites.
Tengo más defectos que virtudes. Por ello cada día es un paso para trabajar sobre ellos e ir convirtiéndolos en virtudes; nunca dejo de intentarlo, aunque resulte algo difícil.
Ni dejo de sonreír, pues siempre hay tiempo para las lágrimas, a veces demasiado.
Tal vez ande escondida en un segundo plano. Ahí estoy. Pero siempre sintiendo, escuchando, observando, si te acercas podrás ver a través de mis ojos que no hubo espacio en el que no dejara de latir.
Intento disfrutar cada instante, sabiendo que cada día es un regalo más, cada día crece en mi como un árbol que busca asentar sus raíces en todos los lugares y en ninguno. 
Aquí estaré, esperando, para que cada vez que necesites de mi, hagamos de todo este tiempo, una vida...






lunes, 17 de octubre de 2011

Hoy yo también quería ser así.
Tenía la necesidad de retarme a doble o nada; saber si realmente era capaz de poner todos esos sueños sobre la mesa...para cumplirlos. No para alimentarme de ellos y flotar todo el día de ese universo paralelo que no era real.
Pero siempre tuve tanto miedo cuando se trataba de mi...de escuchar realmente mis deseos, de quitarles esa venda de la boca por donde se escuchaban, fuertes, los estruendosos latidos de mi corazón. De la manera más pura, esa que nadie nunca escuchó...ni siquiera yo.

Por un momento el miedo me revolvió las tripas y provocó en mis sentidos mil vueltas de campana. Por un momento...estuve a punto de ser valiente.



Noessólocuestióndesuerte...

jueves, 13 de octubre de 2011

Alma salada*

A menudo suelo pensar en el mar; si tengo un día triste recuerdo aquellos momentos en los que, en la arena divisaba el horizonte reafirmándose en la espuma lejana de las últimas olas, como la eternidad más pura.
Si estoy contenta es el mar un espejo gigante donde la música nunca deja de sonar y cobra vida la vida en los colores que nacen de la mezcla imposible entre el cielo y la arena.
Algunos días suelo pensar que dentro de mi existe un pequeño mar que nadie sabe, donde me golpea el oleaje a cada paso y cuando hay luna llena me siento tan fuerte como las grandes mareas. Puedo decir que no tengo catalejo para divisar mi rumbo y por eso me tambaleo buscando el viento que mecen las gaviotas cuando los días se nublan y las mentes se apagan. Eso mismo pienso, cuando en una persona puedo divisar que tiene libertad a través de sus ojos y habla, cristalina, su alma empedernida.


Me gusta sentir que existe un lugar para cada persona, donde descansar de los miedos y huir del desengaño. Aunque rebosen de idealismo mis palabras y, en la mayoría de los casos, mis acciones. Así no consigo hundirme. No es justo no salir a flote cuando nos sobran los recursos...por eso prometo no caer en la facilidad de la tristeza,  ni apoyarme en destinos que se vuelvan inalcanzables por el tiempo.
Estoy segura de que si, más a menudo, escuchásemos la calma y disfrutásemos del oleaje que nos recuerda que no llegamos aquí para dormirnos en este viaje, no nos resultaría tan difícil entender cómo las caracolas son capaces de guardar tan adentro de sí...la naturaleza del mar.


Meencanta.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Y entre sueño y sueño, una muestra de la triste realidad.

Nunca me gustaron los tópicos, pero siento verdadera tristeza con el que nace del egoísmo de esta sociedad; el que te mina como persona, te frunce el ceño y te arruga las ganas de compartir y compartirte con el resto. Te desconfía la sonrisa y desmotiva a la ilusión de entregar quién eres porque...al fin y al cabo es ese egoísmo el que lleva a las personas a poner distancias donde no existen y a vestirte de corazas superficiales que sólo juegan a hacernos daño.


Altasuciedad